El Che Jesús

Un Jesús para latinoamérica, de ideales bolivarianos, ávido de revolución y de exaltación de los pobres por cualquier medio. Otro de los tantos cristos comunistas, un poco guerrillero y un poco teólogo de la liberación. Aquí, protagonista de un video, en donde encarna un Jesús que se ve como un simple chico de barrio que se indignó con los ricos y terminó en la cárcel, no por luchas cósmicas, sino por mero desorden en la vía pública.

| Seguir leyendo... |

Según Stephen Sawyer

Según el arte pop urbano de Sawyer, Jesús puede convertirse en un ícono con camiseta y tatoo. Sí, el arte para Dios. Pero cuando hay más arte que identidad, los jesuses se reprucen infinitamente. Parece un Jesús moderno y contemporáneo, pero la idea de ubicar a Jesús en la imaginería de cada siglo nace en 1925, con el escritor Bruce Barton. Este Jesús es la contracara del Jesús "anémico y afeminado" de las imágenes clásicas. Hay quienes prefieren creer en un Jesús musculoso, bronceado, deportista, rocker, y descontrolado en la cerveza. Si mucha gente se contenta con un dios así, por qué no habría de haber gente que se contenta con un ídolo.

| Seguir leyendo... |

Según la misión del barrio

Este Jesús "de las madres y las novias", de ojos azules y sexy con su cabello al viento, pertenece al dibujo de un afiche famoso en Argentina, que se repartía casa por casa para ser pegado en las ventanas y en las vidrieras de los comercios. Estuvo bastante tiempo en la vitrina de las farmacias, en las mesitas de luz, en los calendarios de bolsillo, en las pizarras de las parroquias vecinales, en los anuncios de los cursillistas, en folletos de invitación a misa. Este Jesús tuvo una forma muy particular de omnipresencia.
Fue un Jesús con barca de pescador, pero con poca pesca en los barrios. Sólo captó la atención de señoritas, algunos señores ultraderechos, y a algunas señoras de la Liga de Madres de Familia.
Su amarillo de Van Gogh fue un shock visual interesante para renovar la fe emocional de la peluquera, el orgullo devocional del ama de casa y la plegaria material del carnicero. Ya se sabe que en los barrios no se tolera un dios sin ojos claros.

| Seguir leyendo... |